viernes, 5 de febrero de 2016

Pepe



Pepe era poca cosa, pasaba los días con su madre en un pequeño apartamento de una gran ciudad. 

Trabajaba en una ferretería. Su jefe lo ignoraba, pasaba desapercibido. Todos los días volvía a casa realmente cansado, se ponía un chándal y cocinaba. Su anciana madre lo idolatraba, Pepito, le decía,  ¿Cómo ha ido el día? bien mama, le respondía invariablemente. 

Adela, que así se llamaba su madre, pensaba que nunca podría estar mejor que con ella pero Pepe no pensaba lo mismo. Todas las noches una vez acostado pasaba horas enteras pensando en un mundo lleno de amor. 

Se imaginaba caballero andante con una, no, con varias mujeres pendientes de él. 

Era su mundo, un mundo imaginario en el que solo vivía el. 

Muchas noches se levantaba en silencio para no despertar a su madre, y  bajo una tenue luz escribía cartas de amor cargadas de poesía, cartas que no tenían destinataria. 

Soñaba que un día entraría a la ferretería una clienta que quedaría prendada de él, de sus besos, de su amor. Esa era su vida. 

Un día, por casualidad paso por delante de un quiosco donde vendían lotería. Por una corazonada cogió un décimo que guardo rápidamente en su cartera.

Pasaron varias semanas y Pepe no volvió a pensar en ese papel hasta que un día entro en la ferretería un cliente que le decía a todo el mundo que le había tocado la lotería. 

Esa tarde se acercó a la misma tienda a preguntar por su número. Se quedó paralizado cuando le dijeron que le había correspondido una enorme cantidad de dinero. Pepe no sabía qué hacer. Completamente trastornado estuvo recorriendo la calle de arriba abajo y de abajo arriba. Cuando ya se pudo tranquilizar marchó a su casa con la intención de no decirle nada a su madre. 

Pepe no cambio su vida, se compró un piso más grande e incluso pensó en comprarse coche, pero para que lo quería si no tenía carnet. Siguió volviendo cada mañana a la ferretería y por la tarde llegaba a casa agotado. Su madre nunca lo llego a saber. 


Guardo todo aquel dinero para aquella clienta que estaba convencido que un día aparecería….


 

2 comentarios:

  1. Me ha causado mucha ternura este Pepe que vive de un sueño mientras la vida pasa por su lado. Me pregunto cuántos Pepes hay por el mundo escribiendo cartas de amor a un sueño. Me ha gustado mucho

    ResponderEliminar
  2. Gracias Ana, muchas veces soñar es lo unico que nos ayuda a vivir.

    Un fuerte abrazo

    ResponderEliminar