domingo, 29 de noviembre de 2015

En su pueblo lo llamaban el Doctor



Una tarde de verano marcho hacia la capital. Recuerdo su cara y su atuendo, pero sobre todo esos ojos de angustia y miedo al futuro.

No quería imaginar su vida lejos, allí era feliz,

Treinta años después salía una noche de la clínica. Había llegado a una simbiosis tal con su trabajo que hasta conduciendo su Jaguar de camino a casa gestionaba la ocupación de los quirófanos de los próximos días.

Un impacto le devolvió a la realidad. Enojado miro hacia atrás, Acababa de comprar ese coche, nervioso golpeó en el volante y salió. 

El filo de la navaja en su cuello le devolvió a la realidad, no entendía nada. La sonrisa de aquellos tipos le devolvió al miedo que sintió al salir de su pueblo.

Le empujaron hacia el otro coche, la rabia y el miedo atenazaban sus sentidos, risas y golpes, ¿por qué? se preguntaba ¿qué quieren de mi?.

Lo sacaron del coche en un garaje, un tipo alto y desgarbado le miro a los ojos -imbéciles, este no es. Os habéis equivocado otra vez- Otros golpes y cayo al suelo.

Un fuerte ruido y un terrible escozor en el vientre.




El solo quería estudiar….





jueves, 19 de noviembre de 2015

La barca de oro



Me encanta el mar. Un día estaba paseando por la orilla en una zona del Delta del Ebro y encontré una barca destruida y medio sumergida. Estaban varias personas pescando por allí y les pregunte, -Es la barca de oro- me contesto uno de ellos. 

Dejadme que os cuente su historia. 

Hace ya muchos años vivía en Deltebre un joven del cual no se recuerda su nombre, nosotros le llamaremos Andres. Era un joven apuesto y audaz al que le gustaba pasear por la orilla del mar. 

Un día se encontró en la orilla una mujer tendida en la orilla. Al acercarse vio que estaba completamente desnuda. La situación le resulto embarazosa pero finalmente se acercó por si podía ayudarla. Aparentemente estaba dormida. El intento despertarla sin éxito por lo que la llevo a su pueblo. 

Cuando estaban llegando recupero la consciencia y poco a poco se fue recuperando. Le pregunto quién era y de donde procedía. No recordaba nada, solo decía que el mar era su casa y quería volver allí. 

Impresionado, la acompaño de un sitio a otro, al llegar la tarde le busco una casa donde pasar la noche. Así, día tras día, la buscaba y la llevaba a la orilla del mar donde paseaban y hablaban largas horas. 

Poco a poco, y a fuerza de conversaciones, llego a la conclusión de que provenía de un lugar muy lejano, pero por más que lo intentaba no conseguía que recuperara la memoria. 

Él se fue enamorando poco a poco, ella en cambio no demostraba corresponderle. Andres estaba cada vez más desesperado. Un día ella le pidió ir al mar, fueron a la playa y le dijo que se marchara, que al día siguiente volvería. Andres obedeció. 

El día siguiente Andres volvió a la playa a esperarla pero no apareció.

Desesperado volvió cada día a la playa. Meses s tarde vio una barca acercarse y pensó que debía ir a buscarla dentro del mar. Para que ella viera bien la barca decidió pintarla de color oro para que reflejara mejor la luz. 

Un día y otro Andres salió al mar a buscarla, no obtuvo resultado.

Un día de junio volvió la barca sola a la orilla. Lo único que había en ella era una caracola dorada. 

Nadie toco esa barca. 

Poco a poco se fue rompiendo, pero nunca más apareció Andres.


 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Estábamos llegando a Cádiz.



Al volverme hacia ti las vi, nunca había pensado que tuvieras unas piernas tan maravillosas. No se si fue el calor del momento, el cansancio de la ruta o mi cabeza que ya no regia.

Y te mire entera, sentada a mi lado, y  recorrí tu cuerpo, pensé en el resto de conductores que me odiarían al verme adelantarlos con mi Audi, y contigo al lado.

Se que al igual que yo, y solo durante un instante, pensarían en que preferían: tu o el coche.

Pero yo os tenia a los dos, solté una carcajada muda que duro solo un instante.

En ese momento vi tus ojos, eran mi perdición y a la vez mi razón de ser y entendí todo.

El Audi se transformo en un Renault, tus piernas…. Eso si allí estaban, maravillosas y lo mas importante, tu corazón a mi lado.

A hacer puñetas el Audi, Cádiz y todo lo demás, lo importante es que estés conmigo.


No quiero nada mas.



viernes, 13 de noviembre de 2015

Un año más….


Desde mi ventana veo el mundo pasar. Y cada vez lo veo más rápido. Intento recordar cómo era ayer mi vida y se nubla mi vista. Solo recuerdo que desde muy pequeño quería ser mayor, creía que la vida de un adulto era una especie de aventura distinta cada día, quería también bajar de la nube de mis deseos y hacerlos realidad. 

Lo cierto es que hoy me pesan los años, miro hacia atrás y veo tantas personas maravillosas que se han cruzado en mi vida… recuerdo momentos felices y momentos tristes, recuerdos que me hacen sonreír y otras veces llorar. 

Es la historia de una vida llena de momentos y de recuerdos, de vida y de sueños, de alegrías y de lágrimas, de una vida como la tuya, amado lector o lectora, pero solo eso, una vida. 

Y conforme avanzan los años esta pasa más deprisa para terminar en seco, brusca, como una exhalación. Ese día que llegara me demostrara, al igual que a ti, que no ha merecido la pena soportar tantas cosas para intentar conseguir una felicidad que se escapa como el agua de una mano, como el humo de una hoguera, de la hoguera de la vida en la que arden todas nuestras esperanzas pasando a ser solo eso: humo. 

Hoy quiero mirar hacia adelante y, dejando a un lado la esperanza y todos los deseos, vivir. Si, solo eso, vivir. Y hacerlo sin pensar ni querer nada, solo vivir.

Y quiero, al mirar a mí alrededor, ver junto a mí a todas esas personas maravillosas que considero mis amigos, sean familia o no, solo mis amigos. 

Para poder decirles que son una parte de mí, la más importante, y que soy lo que soy gracias a ellos. 


Va por vosotros….



 

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Era de color caoba.



Lo recorrí con mis dedos lentamente. Su suavidad me inundo de tranquilidad, su belleza reflejaba la luz de la madrugada. Me recordó una infancia feliz y una navidad. 

No entendí el porque. 

Me gusta la navidad. La relaciono con las luces y con la nieve. En la población donde vivía cuando era niño era muy raro ver nevar, pero si recuerdo el frío que atenazaba mi cuerpo durante los largos días de invierno. 

Allí, a la orilla del río, veía todas las mañanas el suelo lleno de escarcha, de una escarcha blanca que me parecía un maravilloso milagro. 

Me gustaba verla derretirse al tocarla con los dedos y recuerdo también el frío que sentía en mis manos después. De nada sirvieron los consejos de mi madre que me quería poner los guantes a toda costa, porque a mí lo que me gustaba, al igual que me gusta ahora, es sentir la vida fluyendo por mis dedos. 

Lo único que quedo impreso en mi memoria es aquella sensación de frío recorriendo mis jóvenes manos. 

Un día mis padres compraron uno. Recuerdo aun cuando lo subieron a casa desmontado en innumerables piezas, fue todo un acontecimiento. Lucia en el salón con un aspecto maravillosamente regio y eso que no era de cola. 

Aquellas imágenes navideñas o esos villancicos me emocionan aun. 

Poco a poco di la vuelta a su alrededor. Mis dedos seguían recorriéndolo. Cuando llegue a las teclas mis manos se fueron directamente a ellas. Me senté imaginando un multitudinario auditorio, sentí por un instante miles de miradas puestas en mis manos, respire profundamente y… 


Señor, me dijeron desde detrás, regrese a su butaca por favor.


https://www.youtube.com/watch?v=QyaSU6zZidg