jueves, 28 de mayo de 2015

Habitualmente dejo la mirada perdida.



Lo hago sin pensar, sin darme cuenta. Las ideas comienzan a brotar. Es un momento especial en el que cualquier cosa es posible, todo está a mi alcance, es como un maravilloso sueño.

Un sueño en el que podría pintar el aire, ser el protagonista de cualquier historia e incluso llegar a ser feliz.

Ni me falta ni me sobra nada, simplemente se detiene el tiempo a mi lado y yo soy capaz de seguir escribiendo mi propia historia, una historia que no está modulada ni por algo ni por alguien.

A veces me pregunto si ese Rafa que veo entonces es el mismo que momentos después despierta y se enfrenta a la vida real. Supongo que en el fondo, muy profundamente sí. Pero es incapaz de brotar al exterior, de surgir, de aparecer y se queda detrás de esa barrera de circunstancias que es la vida, mi vida.

Quizás un día no despierte más y me quede sumido en esa vida repleta de pensamientos y de ternura, siendo el verdadero propietario de mi destino….






miércoles, 27 de mayo de 2015

Era un lunes a primeros de abril.




Una idea paso fugazmente por mi cabeza, tenía ganas de plasmar todo ese torbellino de ideas que habitualmente asalta mi cabeza y así empezó esto.


En unos días hará dos meses y tras 20 relatos me permito mirar atrás.


He hablado de amor y de soledad, de poesía y de figuraciones, y desde aquel día una parte de mi ha quedado plasmada aquí.


Hoy quiero mirar atrás para después mirar adelante con aun más fuerza si pudiere.


En estos dos meses millones de cosas han ocurrido en nuestro mundo pero todos nosotros seguimos siendo iguales, continua la misma rutina y pensamos en las mismas cosas de la misma manera, pero hoy quiero animaros a hacer un pequeño cambio que si todo el mundo lo hiciera significara toda una revolución, hoy quiero que penséis en vosotros un solo minuto.


Ese minuto bastara para empezar a cambiar nuestra vida.


Probadlo, os aseguro que funciona….







jueves, 21 de mayo de 2015

Imagino por un momento


En medio de esta ajetreada mañana de trabajo quiero desconectar unos minutos.

Quiero pensar que salgo de aquí, me pongo a andar y encuentro a una persona que aprecio. El sol comienza a calentar y vemos una terraza, nos sentamos.

¿Qué podemos tomar a estas horas en que medio mundo esta aun desayunando?

Nada mejor que un gin-tonic. Se lo pedimos al camarero. Instantes después esta llenado nuestras copas.

A estas horas de la mañana la helada mezcla acaricia nuestras gargantas y nos produce una sensación genial.

Me encanta estar aquí al sol tomando esto en tu compañía, ¿se puede desear algo más?


De repente el teléfono suena y vuelvo a la realidad, la rutina de mi despacho.

Pero


¿Habrá existido ese momento en realidad?