martes, 21 de diciembre de 2021

Él pensaba que era invisible.



Caminaba por la calle y pasaba inadvertido, al principio pensó que era una persona vulgar, uno más de cada uno de aquellos habitantes hasta que se convenció, era invisible.

Una tarde empezó a maquinar un plan, sería un plan audaz en el que se aprovecharía de esa facultad que lo hacía distinto al resto de los mortales. ¿Dónde podría aprovechar este don y además ayudar al resto de estas infortunadas personas que no eran como él? Se sentó en aquella mesa, cogió un folio, un bolígrafo y empezó a pensar….

Pero no se le ocurría nada, será una consecuencia de mi facultad, pensó, y asintió con la cabeza. Entonces pensó en pedir ayuda. Bajo a la calle y probo suerte, dudo mucho que me vean, pensó, pero hay que probar.

Paro a la primera persona que encontró. Perdone, ¿puede darme alguna idea que pueda hacer un hombre invisible como yo? La persona lo rechazo y salió a toda prisa. No me ha visto y se ha asustado pensó.

Así hasta en cuatro ocasiones. Cuando ya estaba a punto de dejarlo vio a dos niños y se acercó. Les hizo la misma pregunta y se echaron a reír ¿Qué es esto? Se preguntó. Soy invisible les grito. Pero cada vez las risas eran más intensas.

No sabía qué hacer ¿Por qué se reían esos niños? Tú no eres invisible, le dijo uno de ellos, te estamos viendo y siguieron riendo.

Se desmoronó, si no era invisible ¿Por qué nadie le hacía caso? Había aprendido a asumir su soledad pero no la causa de ella. Se marchó corriendo a casa. Saco aquel espejo que escondió por inútil hace unos años y se miró, efectivamente, he recobrado mi cuerpo pero yo no era así….

Hoy me he sentido invisible al mundo, he intentado esconderme y parar el tiempo para dejar que este transcurriera a mi lado sin conseguirlo, solo anhelaba ver desde la distancia como este pasaba para los demás, pero solo he conseguido ver personas a mi alrededor preocupadas por llegar antes, por llegar primero sin saber a dónde.

Personas que no saben que están subidos a esa locomotora llamada vida, que avanza inexorable hacia el fin del trayecto, imposible de parar hasta que no llega al fin, y es por eso por lo que me he sentido invisible.

Las miraba preocupado, cuántas de ellas terminarán su tiempo sin darse cuenta de que lo viven, sin disfrutar de él parándose a pensar mirando avanzar un reloj.

Es en ese único momento cuando puedes apreciar el tiempo, nuestro tiempo….



domingo, 2 de mayo de 2021

Elena

Le sonaba el despertador a las 6. 


Todas las mañanas se levantaba a la misma hora. Una ducha rápida y a preparar comidas, desayunos y almuerzos, al salir de la habitación en silencio contemplaba a su marido, déjalo dormir pobre, pensaba, trabaja tanto.

A las 7 y diez ya tenía todo preparado, corría a despertar a los cuatro dormilones para sacarlos de la cama antes de marchar en el bus al trabajo. 

Un poco antes de las 8 estaba ya en el banco, hacía tiempo salía a las tres, incluso si algún día lo necesitaba salía a buscar rápidamente alguna urgencia y se marchaba más tarde, pero desde hace un par de años ya no podía salir antes de las seis de la tarde. 

Y lo peor es que esas horas extras de trabajo desaparecían al llegar la nómina….

Los tres mayores venían solos a casa, la pequeña la recogía en la academia a las 7. Apenas le daba tiempo de comprar las faltas. Al llegar a casa otra vez la actividad, coladas, limpiezas y la cena. A las 8 llegaba él, cogía una cerveza y desaparecía, pobre, habrá llevado mal día. 

Esa noche se había puesto nerviosa, la mayor había llegado tarde.

Después de la cena y mientras recogía le dijo a su marido que le pidiera explicaciones. 

Déjala… fue su respuesta.

Una vez recogido todo fue a hablar con ella, otra vez igual, provocación y desprecio, a sus dieciséis años se pensaba que ya era una mujer. 

Se fue a su baño y saco la bicicleta estática, casi se le saltaban las lágrimas mientras intentaba olvidar otro día igual. Cuando acabó fue a acostar a los chicos antes de la ducha, un beso en la frente y muchos te quiero que intentaban llenar un hueco vacío, vio a él dormido en el sofá, no lo quiso despertar.

Cuántas veces había imaginado de joven su vida, cuántas veces había pensado en disfrutar de una familia, de una vida llena de amor y emociones que le hiciera más llevadero su trabajo, lo cierto es que nunca había imaginado una vida así. 

Tendió y se acostó, era casi la una. Se durmió enseguida y antes de que se diera cuenta sonó el terrible despertador….


Ese día al llegar al trabajo el director, esa persona que la atosigaba y presionaba todo el día le dijo “Elena, feliz día de la madre” ella lo miró a los ojos y solo acertó a decirle… 


Vete a la mierda


jueves, 11 de marzo de 2021

El ancla


Allí estaba sentado en la proa, se podría decir que descansando de aquellas olas que durante toda la noche nos habían martirizado. 

Y ahora una vez pasado todo casi no recuerdo ni cuándo empezó ni cuando concluyó este último viaje. Extremadura le pusieron por nombre a esta goleta, Extremadura… un nombre sin mar, sin viento ni agua.

No era ni tan siquiera una broma lo que pensó aquel que lo decidió.

Pero anoche, azotada por el viento y las olas, la Extremadura se comportó. En los ambientes marineros no gustan los nombres así, lo se. Incluso alguien llegó a decir que tenía mal fario. Todo daba igual ahora.

Quizás si esto fuera una película ahora sacaría mi pipa y me pondría a fumar, lo cierto es que nunca he fumado, bebido si, un poco. Pero jamás probé el ron y mucho menos embarcado. Vaya marinero que estaba hecho…

Mire hacia atrás, mis compañeros se habían marchado a descansar hace ya un rato, yo, el raro que me dicen ellos, he preferido quedarme aquí unos minutos embobado con el sonido del mar. Siempre soñé hacerlo en la playa, pero el destino quiso que fuera desde una embarcación donde lo realizaría.

Mañana, una vez que esté todo en orden volveremos a zarpar, dará igual si llueve, si azota el viento o si luce el sol, todo eso no importa, lo verdaderamente importante es que dos días después lleguemos allí para comenzar una nueva ruta, una ruta que nos convertirá en víctimas o en ganadores, solo las ánimas de este mar Mediterráneo lo saben…


martes, 19 de enero de 2021

Martina

Desde pequeña Martina adoraba a su papá. Desde que había aprendido a hablar aprovechaba siempre que él estaba en casa para acercarse muy cerquita suyo y repetir como un lorito todo lo que él decía.

Va a llover mañana, decía el papa. Mañana lloverá, sentenciaba Martina. 

En cuanto Martina oía ruido en el dormitorio de los papas allí estaba, al pie de la cama ¿puedo ducharme contigo? ¿vamos a desayunar? ¿quieres que te acerque el café? 

A su padre le hacía gracia, esa niña de apenas 3 años y tan pendiente de él… A su madre en cambio no le gustaba esa dependencia, adoraba a sus tres hijos, pero el comportamiento de Martina no le gustaba.

Como casi todas las noches al acostarse le expresaba a su marido la preocupación que le causaba ese comportamiento de su hija pequeña. El le restaba importancia, es un asunto de niños, le decía antes de rodearla con sus brazos.

Marina vivía solo para su papá, pero poco a poco el tiempo pasó. Aquellas conversaciones duplicadas empezaron a ser cada día más aisladas y sus padres por fin estaban más tranquilos. La niña esta creciendo, decía su papá, menos mal, aseveraba la mama. Pero ella seguía preocupada.

Un día Marina se colocó delante de ellos. Tengo que comunicaros algo muy importante, les dijo. Los dos padres se sentaron prestos a escuchar. ¿Qué es eso que nos quieres contar?, preguntó su madre. Creo que debo independizarme, les soltó de improviso. Ambos padres quedaron helados, la madre más inquieta le respondió, pero hija, solo tienes 6 años, ¿cómo vas a vivir sola?

Marina acercó su mano a su boca y dijo: esto no lo había pensado… sus padres estallaron en carcajadas, Marina un poco después también. Esta hija nos ha salido muy adelantada, dijo su madre entre risas.

A partir de aquel día todo cambió, Marina se había convertido en la hija más adulta de la familia, un día su padre le dijo a su madre, no se a quien ha salido nuestra hija, de verdad no lo se, y sus miradas se entrecruzaron, ambos pensaban lo mismo…




lunes, 18 de enero de 2021

El misterio del barco amarillo



Nunca había visto un barco amarillo por estos mares, con unas rayas de ese color si, pero enteramente amarillo no. Siempre eran barcos con varios colores los que portaban a los pescadores a trabajar.

Pensó:

¿Será un limón? O será una flor de azahar…

No, Tiene que ser un barco porque en el puerto y encima del agua está, volveré a mirar mañana a ver si sigue estando aquí. 

A la mañana siguiente salto de la cama y corrió al puerto en busca del barco amarillo. Allí ya no estaba, ¡¡porras!! dijo, y se enfado. Esta tarde volveré otra vez y si sigue sin estar esperare hasta la entrada de los pescadores para verlo llegar.

Dicho y ello, después de merendar volvió con su perro Otto y allí estaba. Dio un pisotón muy fuerte. Esto es un gran misterio le dijo a Otto mientras este le miraba y movía las orejas. Esperaremos a ver que pasa.

Jugando con su perro poco a poco cayó el sol y nuestro niño se quitó las gafas de sol. Volvió la cabeza y ¡¡¡Oh, horror!! Otra vez había desaparecido.

Otto, le dijo al perrito, has visto tú qué misterio… no se que pensar… Otto empezó a ladrar y con su hocico le tocaba el bolsillo del pantalón ¿Qué haces? Le preguntó ¿Qué has visto? ¿No me digas que has descubierto este terrible misterio?

De repente uno de los últimos rayos de sol le molesto, cogió las gafas de sol del bolsillo y se las puso. Jaja, Otto tienes razón jaja. Son mis gafas las que hacen que este barco sea totalmente amarillo, solo ellas…

Creo que realmente somos dos buenos detectives ¿no te parece? Otto lo miraba y meneaba su pequeño rabito.

Se dio la vuelta y con las manos en los bolsillos se marcharon a casa, esta tarde no quedan ya misterios por resolver ¿No te parece Otto? 


Mañana ya veremos…