miércoles, 28 de diciembre de 2022

La pintura


Lo primero que me llamo la atención fue aquella pintura. Como si fuera ayer mismo los recuerdos volvieron a mí.

Estaba en la Sala de Exposiciones de Ana, me había llamado para mostrarme una nueva colección que había puesto a la venta. Fue entonces cuando tu llegaste envuelta en aquel abrigo rojo y con esa gorra estilo niña francesa. Pero sobre todo con tu sonrisa.

Te acercaste a mi e inmediatamente comenzamos a hablar. Ana se acercó rápidamente y nos presentó, no paraba de preguntarnos si nos conocíamos con anterioridad.

Fue un rato de pintura, colores, trazos y sonrisas, un tiempo en el que nada existió salvo la luz de las pinturas. De pronto dijiste que te marchabas e igual de rápida que tu entrada fue tu salida. Recuerdo que me pregunté qué hacía yo allí, le di un par de besos a Ana y me fui a casa.

Unos días después me llamaste, he puesto unos cuadros en otra sala ¿te los enseño? Pronto fui y ocurrió como el primer día, allí al fondo los dos hablando de luz, texturas y colores aderezado todo ello con tu eterna sonrisa.

A ese día sucedieron más, poco a poco el tiempo entre ellos se fue alargando hasta que un día desapareció tal y como había llegado.

Hoy, al entrar he visto este cuadro e inmediatamente he pensado en ti. No tiene ni tu rostro, ni tu luz, no tiene tus gestos ni tus colores, pero ¿sabes? 


No se pude tener siempre todo…



Basado en una pintura de ANNET TIMMER




miércoles, 14 de diciembre de 2022

Que mal está el mundo…



Llevaba semanas pensando en aquel viaje. Al principio parecía que se torcía, porque innumerables inconvenientes hacian tambalearse la idea.

Pero poco a poco fue tomando forma, primero con las fechas, en su oficina estaban acostumbrados a que Maria no cogiera vacaciones, y ese año les desbarato. 

Siempre habían hecho los calendarios sin pensar en ella, pero este año sería distinto.Todas las facilidades y buenas caras cuando durante esos años había cedido se transformaron en reproches y exigencias. 

Una vez más pensaban solo en ellos.

Pero se aferró a la idea, ella, la eterna solitaria este año quería cambiar, quería disfrutar, aunque solo fueran unos días, de las sonrisas y aventuras que traían sus compañeros al regresar.

La idea surgió una tarde sentada delante de la televisión, aquella película en la que una alemana rubia ya entrada en años y en quilos encontraba al hombre de su vida en un balneario (con múltiples tropiezos y equívocos en el camino) le dio la idea.

De este verano no pasa.

Se miró al espejo y descubrió a una mujer morena rozando la cincuentena, se recorrió de arriba abajo, no se cuidaba habitualmente pero su figura no estaba mal, delgada y alta. Sonrió.

Mañana empiezo.

Había un salón de estética muy cerca de casa, había pasado por la puerta innumerables veces, y aquel día entro. Les explico lo que quería y lo que significaba para ella. Quedaron encantadas ante aquel reto.

No llevaba la cuenta de cuantas veces acudio, sus manos cambiaron, ese pelo otrora descuidado dio paso a una hermosa melena, tratamientos y enseñanzas cambiaron la forma de verse y de mirarse ante un espejo.

Maria estaba cambiando.

No modifico sus hábitos en el trabajo pero comenzó a mirar ropa, sandalias, zapatos, bolsos que poco a poco le ilusionaban. Tantos años sin descubrir un color, el rojo, tantas miradas sombrías con lo sencillo que era sonreír.

Llegaba a casa ilusionada, pensando en lo que le podía faltar, en si se atrevería al dia siguiente a entrar en aquella tienda de lencería que no se había atrevido hoy y se ponía a mirar aquel folleto que quería que fuera el comienzo de su nueva vida.

Allí veía su foto: “Hotel Palacio de los patos”. Tenía muchas ganas de conocer Granada. Hasta la habitación tenia nombre “The Dreamers Room” La habitación de los sueños, de sus sueños… 

Y llego el gran día. Arrincono la ropa antigua, se vistió con un esbelto vestido falda pantalón y bajo al taxi. Las tres maletas que le acompañaban iban a ser su mundo a partir de ahora, trátelas con cuidado le dijo al conductor. 

Una vez sentada volvió la cabeza hacia el patio de su caso y sonrío.

Adiós Maria, hola Maria dijo en voz alta.

El conductor del taxi la miro, movió la cabeza a los lados y pensó:


Que mal está el mundo…