jueves, 17 de febrero de 2022

Mi abuelo era labrador



Mi abuelo era labrador

Cuando comenzó la guerra le hicieron alistarse en la zona roja ya que ellos mandaban en su pueblo. 

Conservó la vida al confundirlo herido con un muerto, pero eso no le libró de campos de concentración y cárceles franquistas.

Después de más de media vida perdida volvió a casa como un proscrito, sólo pudo dedicarse a servir en una gasolinera y a ejercer de peón.

Pese a eso con los años consiguió hacerse con una finca que cuidaba como si fuera un hijo más.

Cuando yo era adolescente compartimos charlas, ideas y sueños. Un día me dijo:

Rafa, cuando en una finca quieres cambiar el cultivo lo más importante es arar el campo para eliminar raíces y semillas del cultivo anterior y eso en España no se ha hecho. Tendréis dentro de poco asumir las consecuencias.

Lo cierto es que no le di importancia entonces pero cada día que pasa veo que aquel hombre, simplemente un labrador, que nunca tuvo una palabra mala para nadie tenia razón.






miércoles, 16 de febrero de 2022

Bilbo

Mi infancia fue difícil, los recuerdos se difuminan entre la lluvia y los humos de Bilbao, pero aquel día lo recordaré siempre, apenas fallecido mi padre, me echaste de casa.

Me encanta ver el paisaje desde las ventanas de mi caserío. 

A partir de ese momento todos mis recuerdos se tiñen de gris, de ese color que tamiza la lluvia al pasar por las chimeneas, esa  lluvia que cae un día sí y el otro también.

Tengo sueño, ese sueño que no termina nunca, que me impide a veces hasta sonreír, pero hoy no quiero acostarme porque tengo miedo, miedo a no despertar.



Y un día llegaste tú, ¿qué haría ahora sin ti? 

Te recuerdo recién nacido, como lloraba de alegría al verte, a ti, que eres mis ojos, mi corazón y mis suspiros. Sé que tu vida es más difícil aquí en el caserío, pasando los días cuidándome.



Este verde me tiene enamorada, me pasaría horas mirándolo y soñando correr por encima de la hierba con mis pies descalzos, tirarme al suelo y levantarme una y otra vez.

MI vida junto a ti no fue fácil, incluso llegué a pensar que no existía la felicidad más que en la televisión, hasta que un día la enfermedad te llevo. Deje el piso y me vine aquí arriba.

Después vinisteis vosotros, al principio os temía, pero poco a poco me enseñasteis a confiar, y esa tranquilidad que siento cada noche cuando os siento a mi lado aunque no os vea... pero no puedo dejar solo a mi hijo, es lo más bonito de mi vida, a el no.

Hoy he visto la cara que has puesto al decirte que nunca me habían regalado una flor, has ido a comprarme una preciosa, he visto la ternura de tus brazos, y el amor en tu mirada. 


Pero debes comprenderme…