viernes, 18 de septiembre de 2015

El la adoraba



Miro a los ojos de su hijo e instintivamente pensó en ella. Toda una vida pasada a su lado, una vida llena de recuerdos que se amontonaban en su cabeza y que ahora pugnaban por salir, por repetirse otra vez en su mente. 

Desde aquel maldito día todo fue distinto, habían luchado juntos contra aquella enfermedad y cuando ya pensaban que todo había sido un amargo sueño…. 

El mira a veces por la ventana y sabe que aquellas mismas vistas las miro ella una vez, incluso piensa en volver a limpiar ese cristal para que ella vea mejor, pero vuelve a darse cuenta que no está, una vez más le tortura el pensar que podía haber hecho algo más, no sabe qué, y podría tenerla aquí. 

Todo en sus hijos le recuerda a ella, sus gestos, sus expresiones, su mirada. A veces los mira y los ojos se encuentran, no tienen que decirse nada, silencio, un silencio espeso que huele a tristeza.

Recorre la habitación con la mirada, coloca un cuadro un poco más atrás, a ella le gustaba así, y arregla la mesa. Los detalles que mira le recuerdan a ella, este lo compramos en París, este en… ¿recuerdas lo que nos sucedió allí? Le pregunta en silencio. 

Otra noche ha visto el alba intentando dormir en el sofá, no recuerda ya el último día que lo consiguió. Hace un año que se marchó, pero sigue buscándola en cada momento, a cada paso, en cada instante....


Y sale a la calle serio, cabizbajo, sus ojos ya no ven el color desde aquel día….







 

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