lunes, 27 de julio de 2015

Era todavía una niña



Pero no se comportaba así. 

Desde hacía bastante tiempo ya bregaba con una familia un tanto especial. A veces recordaba el terror que le producían aquellos gritos en la habitación de al lado. Ella lo recordaba con la luz encendida mirando a través de la ropa de la cama. Sus pelos erizados, su respiración entrecortada.

Al día siguiente la miraba a los ojos, su mirada se cruzaba con otra vacía, incapaz hasta de albergar odio. Mil veces se había preguntado porque seguían allí al lado de aquella persona pero no encontraba explicación, no la tenía.

No recordaba desde cuando la decepcionaba, hacía mucho tiempo ya.

Por eso cuando hoy salía a la calle se había contemplado contenta en el espejo, nunca sabrá nadie lo que ha pasado hoy aquí. Volvió la mirada y allí estaba el cadáver de su madre.

Ya no nos harás nunca más daño….





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