jueves, 13 de enero de 2022

El campanario


Había un pueblo que todos los veranos se teñía de verde. Por su centro corría un río y a lo lejos había una montaña que en invierno tenía sus cumbres de blanco. Sobre el río un puente y a su lado una iglesia con un campanario que casi tocaba el cielo.

Todas las mañanas atravesaba el puente para ir al cole, recuerdo que un invierno vi una pequeña luz en el campanario de la iglesia, esa misma tarde le dije a mi mama que aquel campanario debía ser el nido de las cigüeñas que trajeran a los bebés.

Aquella navidad puse en la carta a los reyes que pedía una familia de cigüeñas para aquel nido. Sabía perfectamente que mi deseo sería cumplido y al atravesar el puente cada día miraba a ver si ya habían llegado.

Una noche le pregunté a mi papi por que no habían llegado. Mi papi sabía todo porque trabajaba en una fábrica con dos chimeneas. El me dijo que los reyes estaban muy atareados y que cualquier día vería que habían llegado. Esa primavera se debieron perder porque casi todas las mañanas el río estaba lleno de niebla.

Pasados unos años fui al instituto, las cigüeñas dejaron de preocuparme y me entere que los reyes eran mis padres, pero cada mañana que pasaba por el puente miraba hacia esa torre esperando encontrar algo que ni yo sabía que.

Esta mañana, trece de enero, al pasar por el puente he visto un ave en aquel campanario, se perfectamente que los reyes no existen y por supuesto que nadie ha podido dejarla allí, pero pensando un poco no he tenido más remedio que decir en voz alta:

Gracias reyes y sobre todo a ti cigüeña, por venir a mi campanario hoy que es mi cumpleaños


Dedicado a Rosa

2 comentarios:

  1. Qué relato más bello. Y cuánta poesía en ese niño que desea ver las cigüeñas en el campanario. Felicidades, Rafa, y un abrazo

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