lunes, 9 de noviembre de 2015

Yo pasaba por allí todos los días.



Miraba aquella pecera y los peces que revoloteaban en su interior. Hasta aquel día solo me pareció un mueble más, un adorno, un bonito accesorio. 

Pero al pasar esa tarde por allí me fije en que me miraban todos aquellos pececillos. Primero me hizo gracia, después me intrigo, finalmente decidí observarlos yo también a ellos.

Y vi como nadaban, como se encontraban y rehuían, como una y otra vez se acercaban a aquellas paredes de su mundo, ese mundo tan pequeño, y empecé a pensar en cómo sería ser uno más de ellos. 

Poco a poco me introduje en un mar de agua que no me mojaba y empecé a buscar a mis compañeros de fatigas. Me deje rozar por las hojas, baje, subí, jugué con el agua que caía por la cascada…. Jajaja reía a carcajadas, me escondí e incluso nade al revés.

Lo cierto es que por un momento me sentí casi feliz… Mi cuerpo se deslizaba casi sin esfuerzo, y me deje llevar por la ilusión. 

Vi a través del cristal una figura que me observaba, me llamo la atención porque era muy parecido a mí, me observaba con unos ojos enormes y una graciosa cara de sorpresa.

Un rato después me canse de estar allí e intente salir, pensé como si fuera una persona, pero no sucedía nada, que raro. Abrí mi boca para chillar pero por ella no salía nada, solo oía aquel horrible ruido del agua al caer de la cascada.  

Lo volví a intentar sin resultado, desesperado me acerque a la luz y vi mi reflejo….




 

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