martes, 25 de agosto de 2015

Estaba solo


Lo cierto es que desde hacía ya un tiempo esa situación era ya habitual. Las circunstancias de la vida me habían empujado a esa soledad. Al principio me parecía maravillosa, hacia, deshacía, disponía todo a mi antojo. 

El tiempo hasta me sobraba.  

Pero poco a poco esa misma soledad comenzó a abrazarme poseyéndome cada día un poco más. Cada vez estaba más presente a mi lado hasta que termino sometiéndome cruelmente. No dejaba un solo segundo de seguirme, de recordarme que estaba allí, hasta comenzó a colocarse entre tu luz y yo. 

Reacciona, me dije un instante, demuéstrale que eres el mejor, que nunca te ha sometido nadie que tú no quisieras. Durante el día lo conseguía pero al llegar la noche me abrazaba entre sus largos brazos y me susurraba al oído: “eres mío”. 

Busque unas manos que me ayudaran, un alma gemela que la destruyera hasta que comprobé que todas las personas somos prisioneras de mayor o menor manera de nuestra vida pasada, de nuestras circunstancias, de nuestras costumbres, de nosotros mismos. 

Ese día todo cambio para mí, supe que debía acostumbrarme a ella pero la debía dominar poco a poco. 

Dentro de poco serás mi víctima, lo se….





No hay comentarios:

Publicar un comentario