jueves, 28 de mayo de 2015

Habitualmente dejo la mirada perdida.



Lo hago sin pensar, sin darme cuenta. Las ideas comienzan a brotar. Es un momento especial en el que cualquier cosa es posible, todo está a mi alcance, es como un maravilloso sueño.

Un sueño en el que podría pintar el aire, ser el protagonista de cualquier historia e incluso llegar a ser feliz.

Ni me falta ni me sobra nada, simplemente se detiene el tiempo a mi lado y yo soy capaz de seguir escribiendo mi propia historia, una historia que no está modulada ni por algo ni por alguien.

A veces me pregunto si ese Rafa que veo entonces es el mismo que momentos después despierta y se enfrenta a la vida real. Supongo que en el fondo, muy profundamente sí. Pero es incapaz de brotar al exterior, de surgir, de aparecer y se queda detrás de esa barrera de circunstancias que es la vida, mi vida.

Quizás un día no despierte más y me quede sumido en esa vida repleta de pensamientos y de ternura, siendo el verdadero propietario de mi destino….






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