miércoles, 28 de diciembre de 2022

La pintura


Lo primero que me llamo la atención fue aquella pintura. Como si fuera ayer mismo los recuerdos volvieron a mí.

Estaba en la Sala de Exposiciones de Ana, me había llamado para mostrarme una nueva colección que había puesto a la venta. Fue entonces cuando tu llegaste envuelta en aquel abrigo rojo y con esa gorra estilo niña francesa. Pero sobre todo con tu sonrisa.

Te acercaste a mi e inmediatamente comenzamos a hablar. Ana se acercó rápidamente y nos presentó, no paraba de preguntarnos si nos conocíamos con anterioridad.

Fue un rato de pintura, colores, trazos y sonrisas, un tiempo en el que nada existió salvo la luz de las pinturas. De pronto dijiste que te marchabas e igual de rápida que tu entrada fue tu salida. Recuerdo que me pregunté qué hacía yo allí, le di un par de besos a Ana y me fui a casa.

Unos días después me llamaste, he puesto unos cuadros en otra sala ¿te los enseño? Pronto fui y ocurrió como el primer día, allí al fondo los dos hablando de luz, texturas y colores aderezado todo ello con tu eterna sonrisa.

A ese día sucedieron más, poco a poco el tiempo entre ellos se fue alargando hasta que un día desapareció tal y como había llegado.

Hoy, al entrar he visto este cuadro e inmediatamente he pensado en ti. No tiene ni tu rostro, ni tu luz, no tiene tus gestos ni tus colores, pero ¿sabes? 


No se pude tener siempre todo…



Basado en una pintura de ANNET TIMMER




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