miércoles, 11 de mayo de 2022

Baja por las escaleras



Le dijo Montse a Joan. Cada día le decía lo mismo y él no le respondía.

Cuando les dijeron que trabajarían en el mismo departamento les hizo mucha ilusión, eran jóvenes y se habían casado hacía poco. El conseguir aquellas dos plazas en la misma empresa fue una verdadera proeza, pero el que al poco tiempo pudieran trabajar juntos les pareció una premonición, estarían siempre juntos y felices.

Pasados unos años nombraron a Joan, responsable del departamento. Montse se debatía entre su amor por él y el hecho de que ella tenía mayor formación y mayor capacidad de trabajo.

Dentro del departamento había dos clanes, los que apoyaban a Joan y los que pensaban como ella. Lo cierto es que cada vez hablaban menos entre ellos. A Montse le gustaba pasar las tardes de los domingos enrollada en una manta y tumbada en el sofá. Era el único momento de la semana que podía ponerse delante de la pantalla del televisor y relajarse. Al principio Joan se ponía con ella y la abrazaba. Poco a poco fue cambiando y se pasaba las tardes delante del ordenador trabajando, intentando llegar donde no lo había conseguido durante la semana.

Las cenas de domingo eran tensas, Montse hacía algo rápido y se mostraba relajada, Joan, en cambio, estaba nervioso al pensar que el día siguiente era lunes. Hacía tiempo que odiaba ese trabajo que le superaba y le dejaba en evidencia delante de sus anteriores compañeros. Montse conseguía con su presencia minimizar los problemas y mejorar el ambiente, pero comenzaba a estar cansada.

Aquel jueves la llamo el Director. Después de explicarle con un montón de datos sobre la situación del departamento, le dijo que cesaban a Joan y que habían pensado en ella. Inmediatamente se negó, valoraba más la relación con el que ese puesto. – No puedo hacerle eso -, - no lo entendería -, El Director se mostró contrariado por la decisión, desde su punto de vista no podía comprender la situación y le expresó su decepción.

Finalmente fue otro compañero el que ocupo el puesto, Montse intento apoyar a un Joan humillado y hundido que cada vez estaba más alejado de ella.

Meses más tarde, a través de un ERE, prescindieron de ellos. La alegría por un trabajo en la misma empresa torno en un grave problema. Empezaba una nueva vida en común.

Montse, con su acostumbrada sensibilidad, intento revertir un grave problema en una oportunidad. Puso manos a la obra ante la desesperante reacción de Joan.

Una noche dijo basta, aquel amor juvenil, aquella maravillosa pasión habían dado paso a una relación oscura, desafiante a veces.

Aquella fue su última noche.



 

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