jueves, 17 de diciembre de 2015

Me hubiera gustado ver nevar en París….



Subí las escaleras. Ya veía la Basílica del Sagrado Corazón cerca de mí. 

Aún recordaban mis piernas los 197 escalones que subí para llegar a la plaza du Tertre  y el recorrido por las estrechas y empinadas callejuelas del barrio de Montmartre que me habían traído hasta aquí. 

Lo cierto es que me había quedado maravillado con las obras de arte que había visto en la plaza, en ellas había buscado tus ojos pero turbado por su recuerdo no los había encontrado. 

Seguí subiendo. Creía que así tu imagen estaría menos presente, pero una vez más me equivocaba. Poco a poco llegue a la plaza de la Basilica y una vez más la majestuosidad del edificio me asombro, era navidad. 

Siempre soñé ver París nevado, lo cierto es que adoraba la nieve y verla cubriendo esta ciudad tenía que ser una experiencia inolvidable. Yo no sabía que jamás volvería, que aquel día había sido la última oportunidad de pisar París. 

Recuerdo cuando empezó aquel sueño, la primera vez me hizo gracia. Me veía subiendo junto a ti unas escaleras que no acababan nunca, pero que no me fatigaban, y así cuando desesperado pensaba en volver atrás aquella figura aparecía ante mí. Entonces tú desaparecías y yo caía al vacío. 

Una y otra noche se repetía este sueño que me atormentaba. 

Entonces fue cuando te perdí. Dejaste de ser mi compañera de susurros y de vida, mi razón de ser y mi desasosiego para ser la compañera ausente de esas largas noches que me tenían castigado a estar en vela pensando en ti. 

Aquel tormento duro una temporada. Poco a poco se fue desvaneciendo como lo habías hecho tú confundiendo entre la niebla de la vida una sonrisa que hace unos meses me parecía etérea. 

Etérea como la vida que ahora, años después me abandona por momentos.

 
Me hubiera gustado ver nevar en París….



 

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