miércoles, 20 de abril de 2016

Abril



Nacieron a la vez, pero separados muchos kilómetros. A ella la llamaron Noelia, a el José y abrieron sus ojos la mañana de Navidad. 

Sus vidas avanzaron separadas, ella crecio en un pueblecito de Barcelona, el en una capital como Zaragoza. Los dos estudiaron y accedieron a la universidad. 

Noelia siempre pensó que era especial, aunque sus pocos amigos pensaban que la palabra adecuada para ella era "rara".

En la universidad conoció a Ramón, un estudiante de Ingeniería Mecánica que era casi tan especial como ella. Fundaron una familia y decidieron no tener hijos. Lo cierto era que casi no había contacto entre ellos, era una pareja aséptica pero casi eran felices juntos. 

Ella empezó a trabajar en una galería de arte de Barcelona y el en una fábrica de vehículos de la misma ciudad. 

José era un estudiante brillante e introvertido, ya en el tercer año de carrera muchos de sus catedráticos pensaban que era el mejor alumno que habian tenido nunca. Estudio Económicas y sus compañeros lo envidiaban e ignoraban a partes iguales por su brillantez. Cuando termino la carrera le otorgaron el premio de fin de carrera y su universidad le ofreció trabajar con ellos. José se negó, aquellos pasillos, aquellas aulas, hasta el olor le recordaba una época triste de su vida.

Comenzó a trabajar en una empresa multinacional y a los pocos años  ya dirigía el departamento económico. 

Tuvo algún escarceo amoroso pero José buscaba algo que no encontraba en ninguna de sus compañeras de aventuras. Poco a poco se acostumbró a vivir solo. 

Cualquier persona que los observara pensaría que tenían todo, hasta la felicidad, pero la realidad es que todas las noches al acostarse sentían que les faltaba algo, se sentían vacíos pero siempre al despertar asomaba una sonrisa en sus labios. 

A José le ficho una empresa que tenía la sede en Barcelona, no sabía por qué pero siempre le había atraído esa ciudad, por eso no se lo pensó dos veces. Su empresa le facilito un espectacular apartamento  en la carretera de Collserola que tenía unas maravillosas vistas sobre la ciudad. 

Los fines de semana aprovechaba para andar por la zona, ver y hablar con esas personas que ignoraba entre semana, analizaba sus idas y venidas, sus comportamientos. Le llamo la atención la gran cantidad de mascotas que había por la zona, pero para su mentalidad y su vida le resultaba difícil comprender esos otros comportamientos.

Poco a poco Noelia fue destacando en la galería de arte, la cantidad de horas que le dedicaba, el cariño que ponía a todo lo que hacía y la inmensa soledad que había en su casa la impulsaban a ello. 

Una mañana de febrero el director le dijo que estaba en tratos con una empresa muy importante y que quería que estuviera con él en las negociaciones.  Así lo hizo, trabajo con ahínco y en un par de semanas estaba la venta arreglada. Fue invitada a la inauguración de la exposición que realizaba la empresa para la presentación de las obras de arte adquiridas.

Allí le presentaron a José, al estrecharsen las manos sintieron algo que nunca habían sentido, sus ojos no se separaban y las manos tampoco.


Era abril, un abril que recordarían toda su vida…



 

1 comentario:

  1. Qué historia tan bonita. Me ha gustado tanto que la he leído dos veces. No sé si te he dicho alguna vez cuánto admiro tu talento para crear grandes relatos en pequeños formatos. Felicidades y un abrazo

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