jueves, 5 de mayo de 2016

Manuel

Manuel trabajaba en un banco. Todas las mañanas llegaba a la oficina y después de ordenar algunos papeles se marchaba a visitar clientes.

Su trabajo le gustaba, tenia la suficiente libertad para organizarse y no estaba preso a una mesa como sus compañeros, por el contrario los malos modos de algunas personas y esas horas pendientes del trafico le molestaban. Por eso decidió aquella mañana que la dedicaría a disfrutar de aquel sol de mayo.

Lo primero que hizo fue bajar las ventanillas de su coche y poner música muy alta. Le encantaba la música de su juventud, incluso a ratos recopilaba canciones de aquellos años para escucharlas en el coche.

Al llegar a un semáforo se le acerco un anciano para pedirle limosna. Manuel era una buena persona y le dio pena. Metió la mano en su bolsillo y saco una moneda. Era de dos euros y por un momento pensó en buscar otra mas pequeña, pero al ver la cara de aquella persona alargo la mano y se la entrego.

El anciano bajo los ojos y le dio las gracias, por cierto le dijo, hoy cambiara tu vida.

Aquella frase lo perturbo, su vida era casi perfecta, bueno pensó... no tanto y arranco.

Paro a tomar un café mientras seguía dándole vueltas a esa frase, ¿y si fuera cierto? Tendría que comprar lotería, o un numero de la once o… El café estaba allí enfriándose en la barra de aquel bar mientras Manuel soñaba despierto.

Cogió un periódico y miro el horóscopo, a ver Aries que dice, se quedo aterrado cuando leyó “hoy cambiara tu vida”

Dos veces no puede ser coincidencia pensó, esto es verdaderamente real, ¿será un golpe de suerte o conoceré al amor de mi vida? se pregunto, miro al camarero, detrás de el había unos números de la Once, compró uno de cada, estaba ilusionado y se marcho a hacer una primitiva. Al andar miraba a todas las mujeres bellas que pasaban a su lado, una de estas puede ser la elegida.

Y yo que pensaba que tenia una vida perfecta... jajaja sonrío.

Con todo un arsenal de números de dirigió de vuelta a la oficina, hoy me marchare antes a casa y esperare mi suerte.

Cuando salía de la oficina el subdirector le llamo, Manuel ¿tienes un momento? Queremos hablar contigo. Manuel entro con el al despacho del director y allí se lo dijeron.

Manuel eres uno de los mejores trabajadores que tenemos, pero… la compañía…



Sus labios temblaron… a partir del lunes prescindiremos de ti.




2 comentarios:

  1. Pobre Manuel. Él que iba tan ilusionado por la vida... Pero, ¿quién sabe? Me ha gustado mucho. Un abrszo

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