Miraba aquella pecera y los peces que revoloteaban en su interior. Hasta
aquel día solo me pareció un mueble más, un adorno, un bonito accesorio.
Pero al pasar esa tarde por allí me fije en que me miraban todos aquellos pececillos.
Primero me hizo gracia, después me intrigo, finalmente decidí observarlos yo también
a ellos.
Y vi como nadaban, como se encontraban y rehuían, como una y otra vez se
acercaban a aquellas paredes de su mundo, ese mundo tan pequeño, y empecé a
pensar en cómo sería ser uno más de ellos.
Poco a poco me introduje en un mar de agua que no me mojaba y empecé a
buscar a mis compañeros de fatigas. Me deje rozar por las hojas, baje, subí, jugué
con el agua que caía por la cascada…. Jajaja reía a carcajadas, me escondí e
incluso nade al revés.
Lo cierto es que por un momento me sentí casi feliz… Mi cuerpo se deslizaba
casi sin esfuerzo, y me deje llevar por la ilusión.
Vi a través del cristal una figura que me observaba, me llamo la atención
porque era muy parecido a mí, me observaba con unos ojos enormes y una
graciosa cara de sorpresa.
Un rato después me canse de estar allí e intente salir, pensé como si fuera
una persona, pero no sucedía nada, que raro. Abrí mi boca para chillar pero por
ella no salía nada, solo oía aquel horrible ruido del agua al caer de la cascada.
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