Aquella canción me hacía recordar mis años de juventud.
Prácticamente todos solemos recordar aquellos años con una sonrisa, incluso
a veces una mueca nos delata al pensar en aquella situación, en aquella persona
que jamás olvidaremos.
Nuestra mente tiene la habilidad de, con el paso del tiempo, minimizar,
incluso olvidar aquellos hechos terribles que nos marcaron. A veces imagino la
posibilidad de que esto no fuera así. Sería imposible conciliar el sueño, miles
de fantasmas nos rondarían.
Toda su vida había conseguido pasar por encima, o bordear si no le era
posible todos los problemas que surgían a su paso. Muchas veces la solución no
le gustaba pero su máxima era “A lo hecho pecho”
Pero aquel día se encontraba perplejo. No entendía nada de lo que pasaba.
Poco a poco fue convenciéndose de que la situación no era real, no podía serlo…
Aquella tarde cambiaría su vida.
Regresando del trabajo había visto una figura que le parecía familiar, poco a poco fue acercándose a ella, no estaba seguro de quien era pero sentía la necesidad de alcanzarla.
Regresando del trabajo había visto una figura que le parecía familiar, poco a poco fue acercándose a ella, no estaba seguro de quien era pero sentía la necesidad de alcanzarla.
Al volver la esquina lo consiguió. Sin atreverse a abordarla caminó unos
metros detrás de ella. Pensó en la situación, en realidad le agradaba, pero sentía
el impulso de abandonar y marchar. Su mente se debatía entre las dos opciones.
Durante unos segundos creyó estar seguro y aumento el paso.
Pero una y otra vez abandonaba, el, que nunca titubeaba, por primera vez en
su vida no sabía qué hacer.
Cuanto más ensimismado estaba ocurrió, aquella persona se detuvo. Lo cogió
a contrapié, prácticamente se abalanzo hacia él y como temía, comenzó a
volver su rostro hacia el, poco a poco. Su corazón casi estallo de espanto, la figura que perseguía
era el, volvió la cabeza y vio su figura reflejada en un escaparate ¿Quién era
aquella persona que ocupaba mi cuerpo.
Se desplomo
Las personas que caminaban cerca se acercaron a socorrerle, pero no
pudieron hacer nada. Nadie vio esa figura, solo vieron un hombre que avanzaba,
que titubeaba, que encontró el final de su vida reflejándose en un escaparate..
El, que no tenía miedo a nada….
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