Eres la sombra.
La sombra de un querer que no pudo ser.
Aquella tarde me dio por pensar en mi vida. Recuerdo
aquellos momentos que me impulsaron a sentir, recuerdo aquellos amargos
desengaños, aquellas historias truncadas con un maravilloso inicio y un final
que no quiero recordar.
Recuerdo aquellas luces y aquellas sombras, aquellas noches
sin luna, aquellos días sin sol, aquel aire inexistente, superfluo.
Y recuerdo la historia de un corazón que vagaba en un mundo vacío
de desconcierto, y lo relaciono con la sombra, con un despertar sin ti, con una
niebla que inunda mi mente y mi corazón.
Recuerdo esa llama que se apagaba una y otra vez, que no era
capaz de encontrar ese amanecer, esa felicidad que ansiaba, ese tormento
vestido de azul….
Y ahora, toda una vida después, encuentro esa alma inquieta,
que fuera de lugar se pregunta dónde están esos sentimientos, ese corazón atormentado,
esa mirada que se pierde en la vida, en el infinito.
Susurros, caricias, esos signos de un amor, de un cariño
perdido en un mar de vida, de esta vida que nos obliga a parecer, a no ser
nosotros mismos.
Como dice Roberto Carlos en una de sus canciones: Yo te
propongo….
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