Hasta hoy no era consciente de lo que una decisión podía afectar a su vida. Temblaba cuando lo pensaba.
El, que no hacía nada al azar, llevaba meses dándole vueltas a esa decisión.
Le preocupaba no hacer daño a las personas que quería, solo pensaba en lo que
pasaría ese día.
El, que era un experto en miradas, contemplaba esa boca que temblaba a su lado, toda una vida juntos, tantos recuerdos y días, unos felices, otros terribles, pero allí estaban.
Jamás hubiera pensado encontrarse allí, hubiera preferido morir cien veces pero la vida es así, cruel, terrible y a veces odiosa. Cada vez que pensaba en su futuro se rendía, aquí empezaba un nuevo camino y se encontraba sin preparar, terriblemente solo.
Pero no puede hacer otra cosa, no sabe si se arrepentirá, son todo un mundo
de cosas, una vida y un futuro….
Mirò al juez, su mirada le dio miedo, era tan fría. ¿Son conscientes de lo
que van a hacer? Pregunto, su boca
estaba seca, casi no acertó a decir sí. Se sintió derrotado, humillado por esas
palabras que le cortaban como hielo en lo más profundo de su corazón.
Si, dijo ella.
Fue un instante que le pareció años, era el principio de un fin, una terrible
amargura le invadió poseyéndole poco a poco, dejo de sentir sus manos, su
cuerpo, se sentía hundido, maldito momento.
Pero una mirada le salvo, una mirada que no estaba allí, unos ojos que eran
el objeto de sus sueños, un día esos ojos serán míos, y casi sin notarlas unas lágrimas
recorrieron su rostro….
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