Aquel día te encontré en la calle. Cuando te vi sonreíste.
Aquella sonrisa me acompañaba en mis largas noches, era como el reclamo a mis
sueños de pasión, de amor, de futuro.
Hola te dije, y mientras te miraba a tus ojos notaba que me
inundaba la felicidad. Esa era la razón de una vida ya marchita, de una edad
desproporcionada a mi corazón, a mi sentir y a mi ser.
Después poco a poco, comencé a hacerme ilusiones, un día
mas, a que hoy sería el día que pudiera acariciar esos labios con los míos.
Bendita ilusión perdida, pasaron los segundos, los minutos, las horas, ni una
palabra, ni un gesto, intente adivinar como sería un sueño, como sería una vida
a tu lado.
El día termina, la noche nos amenaza y volvemos a este
mundo, una mirada, una palabra bonita, una despedida.
Nada más
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