Nacieron a la vez, pero separados muchos kilómetros. A ella la llamaron Noelia, a el José y abrieron sus ojos la mañana de Navidad.
Sus vidas avanzaron separadas, ella crecio en un pueblecito de Barcelona, el en
una capital como Zaragoza. Los dos estudiaron y accedieron a la universidad.
Noelia siempre pensó que era especial, aunque sus pocos amigos pensaban que la palabra adecuada para ella era "rara".
Noelia siempre pensó que era especial, aunque sus pocos amigos pensaban que la palabra adecuada para ella era "rara".
En la universidad conoció a Ramón, un estudiante de Ingeniería Mecánica que
era casi tan especial como ella. Fundaron una familia y decidieron no tener
hijos. Lo cierto era que casi no había contacto entre ellos, era una pareja aséptica
pero casi eran felices juntos.
Ella empezó a trabajar en una galería de arte de Barcelona y el en una fábrica de vehículos de la misma ciudad.
Ella empezó a trabajar en una galería de arte de Barcelona y el en una fábrica de vehículos de la misma ciudad.
José era un estudiante brillante e introvertido, ya en el tercer año de
carrera muchos de sus catedráticos pensaban que era el mejor alumno que habian tenido nunca. Estudio Económicas
y sus compañeros lo envidiaban e ignoraban a partes iguales por su brillantez. Cuando termino la carrera le otorgaron el premio
de fin de carrera y su universidad le ofreció trabajar con ellos. José se negó,
aquellos pasillos, aquellas aulas, hasta el olor le recordaba una época triste
de su vida.
Comenzó a trabajar en una empresa multinacional y a los pocos años ya dirigía el departamento económico.
Tuvo algún escarceo amoroso pero José buscaba algo que no encontraba en ninguna de sus compañeras de aventuras. Poco a poco se acostumbró a vivir solo.
Tuvo algún escarceo amoroso pero José buscaba algo que no encontraba en ninguna de sus compañeras de aventuras. Poco a poco se acostumbró a vivir solo.
Cualquier persona que los observara pensaría que tenían todo, hasta la
felicidad, pero la realidad es que todas las noches al acostarse sentían que
les faltaba algo, se sentían vacíos pero siempre al despertar asomaba una sonrisa en sus labios.
A José le ficho una empresa que tenía la sede en Barcelona, no sabía por
qué pero siempre le había atraído esa ciudad, por eso no se lo pensó dos veces.
Su empresa le facilito un espectacular apartamento en la carretera de Collserola que tenía unas
maravillosas vistas sobre la ciudad.
Los fines de semana aprovechaba para andar por la zona, ver y hablar con esas personas
que ignoraba entre semana, analizaba sus idas y venidas, sus comportamientos. Le llamo la atención
la gran cantidad de mascotas que había por la zona, pero para su mentalidad y su vida le resultaba difícil comprender esos otros comportamientos.
Poco a poco Noelia fue destacando en la galería de arte, la cantidad de
horas que le dedicaba, el cariño que ponía a todo lo que hacía y la inmensa
soledad que había en su casa la impulsaban a ello.
Una mañana de febrero el director le dijo que estaba en tratos con una
empresa muy importante y que quería que estuviera con él en las negociaciones. Así
lo hizo, trabajo con ahínco y en un par de semanas estaba la venta arreglada. Fue
invitada a la inauguración de la exposición que realizaba la empresa para la presentación
de las obras de arte adquiridas.
Allí le presentaron a José, al estrecharsen las manos sintieron algo que
nunca habían sentido, sus ojos no se separaban y las manos tampoco.
Era abril, un abril que recordarían toda su vida…
Qué historia tan bonita. Me ha gustado tanto que la he leído dos veces. No sé si te he dicho alguna vez cuánto admiro tu talento para crear grandes relatos en pequeños formatos. Felicidades y un abrazo
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