Manuel trabajaba en un banco. Todas las mañanas llegaba a la
oficina y después de ordenar algunos papeles se marchaba a visitar clientes.
Su trabajo le gustaba, tenia la suficiente libertad para
organizarse y no estaba preso a una mesa como sus compañeros, por el contrario
los malos modos de algunas personas y esas horas pendientes del trafico le
molestaban. Por eso decidió aquella mañana que la dedicaría a disfrutar de
aquel sol de mayo.
Lo primero que hizo fue bajar las ventanillas de su coche y
poner música muy alta. Le encantaba la música de su juventud, incluso a ratos
recopilaba canciones de aquellos años para escucharlas en el coche.
Al llegar a un semáforo se le acerco un anciano para pedirle
limosna. Manuel era una buena persona y le dio pena. Metió la mano en su
bolsillo y saco una moneda. Era de dos euros y por un momento pensó en buscar
otra mas pequeña, pero al ver la cara de aquella persona alargo la mano y se la
entrego.
El anciano bajo los ojos y le dio las gracias, por cierto le
dijo, hoy cambiara tu vida.
Aquella frase lo perturbo, su vida era casi perfecta, bueno
pensó... no tanto y arranco.
Paro a tomar un café mientras seguía dándole vueltas a esa
frase, ¿y si fuera cierto? Tendría que comprar lotería, o un numero de la once
o… El café estaba allí enfriándose en la barra de aquel bar mientras Manuel
soñaba despierto.
Cogió un periódico y miro el horóscopo, a ver Aries que
dice, se quedo aterrado cuando leyó “hoy cambiara tu vida”
Dos veces no puede ser coincidencia pensó, esto es verdaderamente
real, ¿será un golpe de suerte o conoceré al amor de mi vida? se pregunto, miro al camarero, detrás de el había unos números de la Once, compró uno de
cada, estaba ilusionado y se marcho a hacer una primitiva. Al andar miraba a todas las mujeres bellas que pasaban a su lado, una de estas puede ser la elegida.
Y yo que pensaba que tenia una vida perfecta... jajaja sonrío.
Con todo un arsenal de números de dirigió de vuelta a la
oficina, hoy me marchare antes a casa y esperare mi suerte.
Cuando salía de la oficina el subdirector le llamo, Manuel
¿tienes un momento? Queremos hablar contigo. Manuel entro con el al despacho
del director y allí se lo dijeron.
Manuel eres uno de los mejores trabajadores que tenemos,
pero… la compañía…
Sus labios temblaron… a partir del lunes prescindiremos de
ti.
De un optimismo aterrador
ResponderEliminarPobre Manuel. Él que iba tan ilusionado por la vida... Pero, ¿quién sabe? Me ha gustado mucho. Un abrszo
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