Ni se me paso por la cabeza el día que te cree. Fuiste una necesidad de compañía, un contenedor en el que volcar los sueños que unas noches me atormentaban, otras me alegraban, las más me confundían.
Puse todo mi cariño y amor en ti, elegí un diseño sencillo, así
quería que fueras tú, un color: el blanco, siempre sueño en ese color, un nombre
claro y un color de letra que plasmara tu personalidad, quería que fueras mi
joya.
Más de un año después te contemplo a mi lado, eres ya una
parte de mí, el soplo de aire fresco que siempre desee sentir y me siento
orgulloso de releerte una y otra vez sabiendo que esos relatos han sido una
parte que se ha desgajado de mi vida, una vida que es muy distinta desde que te
cree.
Hoy he visto que el contador marcaba 10.000. Son 10.000
visitas, 10.000 momentos en los que hemos estado juntos los tres, en los que te
he regalado un trocito de mi alma y de mi corazón, un trocito de mí.
Han sido 134 relatos los que he plasmado desde aquel día,
134 historias muy distintas, unas llenas de alegría, otras de pena, alguna
aventura pero sobre todo ficción, mucha ficción.
Para eso te cree, para volcar mis sueños y mis ideas, para
intentar emocionar a mis lectores, causarles
frustración y alegría, no sé si lo habré conseguido, de lo que si estoy seguro
es que cuando miro atrás y releo algunas de estas historias una pregunta se
apodera de mí:
¿Podré seguir consiguiéndolo?
Sin duda, si tú me ayudas sí.
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