miércoles, 9 de septiembre de 2015

Es un buen invento este del tranvía.



Sobre todo según quien lo conduce. 

Lo cierto es que cuando vas a los mandos de un vehículo eres menos sensible a las aceleraciones y a los frenazos, cuántas veces hemos pensado al ir de copilotos en la incompetencia del conductor sin darnos cuenta que será la misma opinión la que tengan los demás al conducir tú.

En fin, decía que según el conductor porque esta mañana nos ha tocado un especialista en esprintar. Y tengo que admitir que me gusta el ruido que producen estos tranvías al acelerar pero los bruscos acelerones y frenazos hacen que sean muy molestos los recorridos. 

Pero como cualquier cosa mala tiene su lado bueno me he fijado en la sonrisa de alguno de mis compañeros de fatiga, la verdad es que algunas personas le sacamos pelo a las calaveras, vamos que no hemos organizado una fiesta de milagro entre los vaivenes del recorrido e incluso uno de ellos ha saludado al conductor con bastante sorna al terminar su recorrido. 

Lo único que echo de menos de este tranvía de Zaragoza es el colorido que le han sabido dar a esta grieta urbana ciudades como Montpelier, hace poco estuve allí y quede maravillado por la decoración de sus tranvías, todos distintos y artisticamente pintados. 

Tengo que admitir que durante todo mi recorrido por esta ciudad una de las cosas que me fascino es el encuentro con cada uno de aquellos convoyes, creo que sería una genial idea el encargar a artistas de la ciudad la decoración de algunos de estos tranvías, por cierto ayer vi como dos personas decoraban una de las marquesinas del recorrido dentro del Festival internacional de arte urbano ASALTO, me pareció una idea genial.. 


Bienvenida la luz a esta ciudad.





 

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