sábado, 6 de agosto de 2022

Noé



Y sonreías.


Jamás te había visto tan feliz como aquel día.


Déjame escribirte en un suspiro
Nombrarte sin aliento,
Susurrarte haciendo mía la distancia
De este roto corazón que te reclama.


Cuando me levante aquella mañana fui a verte a la cama. Solo había una cosa que me gustaba tanto como velarte los sueños, oír el rumor del mar contigo entre mis brazos.

Contemple tus ojos cerrados y el movimiento acompasado de tus labios al respirar. Me dieron ganas de abrazarte pero temí asustarte al salir de tus sueños.

Dios sabe lo que daría por meterme en tu mente en este momento, en ser protagonista de ese sueño, de cogerte de las manos y traerte hacia mí. Las lágrimas querían brotar de mis ojos pero me contuve, nunca me habías visto llorar.


Y te marchaste…


Rompiste cuerpo y alma, deseo y mente
Abandone la razón al perderte
La vida, la sonrisa, solo quedo un cuerpo inerte
Que a cada momento añora verte, tenerte, amarte.



Llevaba mucho tiempo preocupado, desde aquel día intentaba sonreír siempre que estabas a mi lado, pero era muy difícil. En tu cara, en tu cuerpo, en tus gestos la veía a ella. Yo sabía que lo estabas pasando mal y por eso intentaba tenerte siempre ocupada.


Hasta ayer.


Me encontré con mi amigo Cesar y me derrumbé. Le conté todo y en vez de consolarme me pego una bronca monumental. Lo que más me dolió es que me dijera que no te quería.


A ti, que eres la única razón de mi vida.


Entonces lo decidí. Busque una perrera, me costó mucho decidirme pero al final lo encontré, me marche corriendo a casa y solo con ver tus ojos al mirarlo por primera vez supe que había acertado. Allí estaba ahora echado a tus pies y mirándote con aquellos simpáticos ojos negros. Sé que no la sustituirá nunca pero intentaré que seas feliz desde aquel fatídico día en el que aquel coche oscuro la separo de nuestro lado



Le llamaste Noé, un nombre tan bonito como tú.



 

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