El viento y las gotas azotaban su rostro. Su mirada estaba perdida en el
horizonte donde un cobrizo sol intentaba ser absorbido por un mar azul verdoso.
Que pronto habían pasado esas tres semanas, pensó, aún recuerdo cuando descendí
de aquel avión. Allí te vi, lo cierto es que me sorprendí, pero nada decía de
tu aspecto físico aquel anuncio.
“Busco mujer excepcional que quiera ser feliz a mi lado” decía aquel
escueto anuncio, un nombre y un teléfono, nada más. Unos minutos más tarde pensé
que porque no arriesgarme, ya era hora de probar algo distinto, de rehuir el
orden y el método que acompañaban mi trabajo y mi vida.
Y me lance.
Como decía, mi sorpresa al verte fue mayúscula, largas conversaciones
preparando este encuentro se resumieron en dos personas sonrientes con dos rosas en sus manos que serían la señal del
encuentro.
Lo cierto es que había pensado en como serias todos estos días, unas veces te
imaginaba como un elegante señor mayor calado de capa y sombrero, otras te
imaginaba aventurero y audaz, otras veces joven y melancólico pero nunca te
imagine como te vi aquel día.
La sorpresa inicial fue sucumbiendo a tus encantos, poco a poco encontré una
persona maravillosa que vivía solo y por mí, un cumulo de detalles y de versos
con los que me obsequiabas cada día y que me hacían sentirme feliz.
Poco a poco me acostumbre a ti, a tu voz, a tu sonrisa. Tu no hablabas más
que de futuro, yo de disfrutar este momento, tu anhelabas besar mis labios, yo
tu compañía, poco a poco, te reproche aquel día y no volviste a besarme.
Ayer tuve que decidir, volver a mi casa o empezar una vida a tu lado, al final
peso más tu imagen que tu cariño, te rechace y te deje allí, a mi lado. Jamás
olvidare tu cara en ese momento, alargaste la mano y trataste de sonreír.
Solo quiero que seas feliz, me dijiste, ni un reproche, ni un llanto.
Giraste tu cabeza y te vi alejarte poco a poco, cabizbajo, derrotado.
Ahora mirando el sol me pregunto si no hubiera sido feliz quedándome a tu lado.
No lo sabré nunca…
Siempre la vida o el escritor nos hacen dudar"
ResponderEliminarcierto, mi maestra...
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