Rafa se miro al espejo. Esta ropa me sienta bien, muy bien.
Una mueca asomo en su boca, me tendria que ver hoy mi abuela Concha, ella me lo predijo aquel día.
Recordé mi niñez, esa niñez marcada por la soledad, recuerdo
cuando mis padres me llevaron a esos colegios, esa inmensa soledad de los
domingos, esa angustia, esa….
Pero poco a poco paso.
Una adolescencia marcada por aquellos Salesianos, esos años en los que
descubrimos la política y la libertad, Dios como los echo de menos…
Pero eso no importa ya.
Pero eso no importa ya.
Recuerdo a mis dos amores de juventud, Bienve y Ana, que
importantes fueron en aquellos momentos y que lejanos los veo ahora, esas
jornadas de estudio en el colegio, ese espíritu de camaradería y compañerismo
hasta que se cruzo en mi vida Alex.
Fuimos uña y carne, pasábamos horas hablando de la vida, del
mundo, de nosotros, hasta que aquel día tomamos la decisión. Aun recuerdo a mi
profesor de Algebra denodado al comunicarle mi decisión, no te entiendo,
dijo.
Para mi esas palabras fueron como
un terremoto.
Años mas tarde nuestros caminos se separaron, Alex se quedo
suplicándome, pero yo ansiaba mas y sabia que debía buscar mi destino.
Hoy, con 55 años, me he mirado al espejo, se que mañana
estarán mis padres y mi familia, Alex me acompañara, pero temo su encuentro, siempre fue
para mi un espejo donde mirarme, mi segunda voz, mi confianza mas absoluta,
pero faltara mi abuela.
Ella me pronostico un día este momento, y solo el mismo Dios sabe lo que daría por
que ella hoy estuviera presente.
Da igual que este en Roma o en Calatayud, cada uno somos lo que somos en cada momento, nada mas.
Da igual que este en Roma o en Calatayud, cada uno somos lo que somos en cada momento, nada mas.
Mañana vestido de color purpura seré ordenado Cardenal, pero solo lo seré
porque ella hace casi cincuenta años me lo predijo.
Solo por ella…
Por mi abuela.
Cómo me ha impresionado el final, Rafa. Una historia muy profunda. Enhorabuena. Un abrazo
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