Todas las mañanas se levantaba a la misma hora. Una ducha rápida y a
preparar comidas, desayunos y almuerzos, al salir de la habitación en silencio
contemplaba a su marido, déjalo dormir pobre, pensaba, trabaja tanto.
A las 7 y diez ya tenía todo preparado, corría a despertar a los cuatro
dormilones para sacarlos de la cama antes de marchar en el bus al trabajo.
Un poco antes de las 8 estaba ya en el banco, hacía tiempo salía a las tres, incluso si algún
día lo necesitaba marchaba a buscar rápidamente alguna urgencia, pero desde hace un par de años ya no podía salir antes de las seis de la tarde.
Y lo peor es que esas horas de trabajo desaparecían
al llegar la nómina….
Los tres mayores venían solos a casa, la pequeña la recogía en la academia a
las 7. Apenas le daba tiempo de comprar las faltas. Al llegar a casa otra vez
la actividad, coladas, limpiezas y la cena. A las 8 llegaba él, cogía una
cerveza y desaparecía, pobre, habrá llevado mal día.
Esa noche se había puesto nerviosa, la mayor había llegado tarde.
Después de
la cena y mientras recogía le dijo a su marido que le pidiera
explicaciones. Déjala… fue su respuesta.
Una vez recogido todo fue a hablar con ella, otra vez igual, provocación y
desprecio, a sus dieciséis años se pensaba que ya era una mujer.
Se fue a su baño y saco la bicicleta estática, casi se le saltaban las lágrimas
mientras intentaba olvidar otro día igual. Cuando acabó fue a acostar a los chicos
antes de la ducha, un beso en la frente y muchos te quiero que intentaban
llenar un hueco vacío, vio a él dormido en el sofá, no lo quiso despertar.
Cuántas veces había imaginado de joven su vida, cuántas veces había pensado
en disfrutar de una familia, de una vida llena de amor y emociones que le
hiciera más llevadero su trabajo, lo cierto es que nunca había imaginado una
vida así.
Tendió y se acostó, era casi la una. Se durmió enseguida y antes de que se
diera cuenta sonó el terrible despertador….
Ese día al llegar al trabajo el director, esa persona que la atosigaba y
presionaba todo el día le dijo “Elena,
feliz día de la mujer trabajadora” ella lo miró a los ojos y solo acertó a
decirle…
Vete a la mierda
Muchísimas gracias por tu homenaje. Es cierto que hay muchas mujeres que, como tu protagonista más que trabajadoras son esclavas. Un abrazo, Rafael
ResponderEliminarLas mujeres sois para mi las verdaderas protagonistas de la vida, estamos en una sociedad imperfecta que siempre intenta ocultar lo desconocido para no afrontarlo pero ya es hora de que cada cosa este en su sitio y cada vez sois mas las mujeres que liderais en todos los campos. Es un sintoma del avance de la inteligencia sobre la cobardía.
ResponderEliminarUn abrazo Ana