El reflejo de sus ojos le impedía ver el fondo de la fuente. Poco a poco su
mirada se concentró en los ligeros vaivenes que el viento producía.
Por un momento incluso pensó que ella estaba al otro lado del reflejo, al otro
lado de esa vida.
Desapareció el tiempo. Solo existía ya un pensamiento y era incapaz de
concentrarse en él, algo fluía a su
alrededor y no era capaz de distinguirlo.
Pero no consiguió apartar su mirada, ya era prisionera de aquella fuente.
Yo la miraba a unos pasos, vi como su respiración poco a poco se agitaba y
sentía perfectamente ese embrujo que la estaba poseyendo poco a poco.
Una, cien veces pensé en acercarme y rescatarla pero algo me lo impedía,
gire mi mirada y pensé en mil cosas solo con la intención de olvidarla.
Ahora un tiempo después cada vez que veo una fuente regresa a mí aquel
recuerdo y no dejo de preguntarme si mi vida hubiera cambiado aquel día de
haber sido capaz de rescatar aquella mirada….
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