Lo hago sin pensar, sin darme cuenta. Las ideas comienzan a
brotar. Es un momento especial en el que cualquier cosa es posible, todo está a
mi alcance, es como un maravilloso sueño.
Un sueño en el que podría pintar el aire, ser el protagonista
de cualquier historia e incluso llegar a ser feliz.
Ni me falta ni me sobra nada, simplemente se detiene el
tiempo a mi lado y yo soy capaz de seguir escribiendo mi propia historia, una
historia que no está modulada ni por algo ni por alguien.
A veces me pregunto si ese Rafa que veo entonces es el mismo
que momentos después despierta y se enfrenta a la vida real. Supongo que en el
fondo, muy profundamente sí. Pero es incapaz de brotar al exterior, de surgir,
de aparecer y se queda detrás de esa barrera de circunstancias que es la vida,
mi vida.
Quizás un día no despierte más y me quede sumido en esa vida
repleta de pensamientos y de ternura, siendo el verdadero propietario de mi
destino….
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