lunes, 2 de marzo de 2020

La llamada


Hace un rato me ha llamado un antiguo compañero de trabajo. Además de la afectación por el plan de prejubilación recuerdo que no teníamos nada en común sino el trabajo en la misma empresa.

Después de las preguntas de rigor me ha preguntado el porque de no dedicarme a descansar después de tantos años de trabajo. Mi respuesta creo que le ha molestado, descansar de que, le he dicho, uno descansa cuando está cansado.

Después de unos segundos de pausa me ha soltado una retahíla de razones que le justificaban el no hacer nada más que vegetar, eso sí en justa correspondencia a una vida llena de esfuerzos y responsabilidades.

Mi recuerdo de su periodo de trabajo, estaba en un departamento que no correspondía a mi dirección, era el de un trabajador correcto, sin excesos ni defectos, una persona que realmente pasaba desapercibida en un entorno sumamente activo como era el nuestro.

Me he reído, te estaba tomando el pelo, le he dicho. Pero yo he tomado otra opción, Ya lo veo en tus redes sociales, ha contestado, y rápidamente ha cambiado de tema y me ha pasado a narrar sus largos periodos de contemplación y descanso que modulan su vida actual.

Después de colgar he entendido la verdadera suerte que he tenido al facilitarme la vida esta segunda oportunidad para desarrollar todas esas aficiones y deseos que han sobrevolado mi vida todos estos años. 

Fijaos, si alguien me hubiera dicho hace diez años que hoy podría estar desarrollando todo lo que hago lo hubiera tildado de loco.

Y mucha culpa es vuestra, es de las personas que día  a día me apoyáis y soportáis, las que me dais opciones y oportunidades de trabajar con vosotros y a vuestro lado en todas esas cosas que me apasionan, que me hacen feliz.

Que conste que respeto profundamente cualquier otra opción, pero para mi la mía es la ideal…

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