Aquella mañana apareció un cartel en el tablón de anuncios
de la urbanización. Este consistía en una hoja tamaño A3 con dos números y un
signo enorme en su interior.
Decía: 6 – 2
Si hubiéramos puesto una cámara nos hubiera llamado
poderosamente la atención la expectación que aquellos tres signos generaban en
todos los que pasaban. Cada uno le daba un significado distinto según su estado
de ánimo y sus gustos en la vida.
Manolo, el vecino del patio 7 lo miro y después de sonreír comenzó
a pensar en los partidos jugados el fin de semana anterior. Azalea, la del Ático
del patio 3 se froto la barbilla y huyo asustada después de unos minutos con
paso firme hacia la calle.
Incluso Fermín, el portero, creyó intuir un mensaje
relacionado con sus turnos de trabajo mientras observaba con interés y cierta
desconfianza las reacciones de algunos vecinos, sobre todos los que consideraba que no lo tragaban.
Aquella jornada muchas personas se pararon delante de aquel
cartel que al principio les parecía absurdo y después les intrigaba, a más de
uno o una les impediría conciliar el sueño esta noche.
Tonto, me dijiste.
¿Qué les importa a los vecinos lo que hicimos anoche?
Qué bueno, Rafael. Es increíble cómo cada uno tenemos una percepción distinta del mismo objeto. Yo también estaba expectante por saber el significado de esas dos cifras y me ha encantado conocerlo. Un abrazo
ResponderEliminar¿Tu crees? jaja Un abrazo muy, muy fuerte.
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