lunes, 27 de julio de 2015

Era todavía una niña



Pero no se comportaba así. 

Desde hacía bastante tiempo ya bregaba con una familia un tanto especial. A veces recordaba el terror que le producían aquellos gritos en la habitación de al lado. Ella lo recordaba con la luz encendida mirando a través de la ropa de la cama. Sus pelos erizados, su respiración entrecortada.

Al día siguiente la miraba a los ojos, su mirada se cruzaba con otra vacía, incapaz hasta de albergar odio. Mil veces se había preguntado porque seguían allí al lado de aquella persona pero no encontraba explicación, no la tenía.

No recordaba desde cuando la decepcionaba, hacía mucho tiempo ya.

Por eso cuando hoy salía a la calle se había contemplado contenta en el espejo, nunca sabrá nadie lo que ha pasado hoy aquí. Volvió la mirada y allí estaba el cadáver de su madre.

Ya no nos harás nunca más daño….





martes, 21 de julio de 2015

Una de aventuras


Cada día es una aventura. 

Una aventura que puede tener mil y una formas, puede ser alegre, feliz, ingenua, triste e incluso cruel.  

Pero esta aventura que quiero narraros hoy no será única, incluso os podrá resultar conocida porque está basada en un sueño y todos soñamos alguna vez. 

Hay dos clases de sueños, los que deseamos y los que nos asaltan en cuanto cerramos los ojos.

Y es uno de estos primeros el protagonista de esta historia, un sueño de los que tenemos con los ojos abiertos y que surgen solamente con desviar la mirada.

Ella soñaba casi todos los días, bastaba con sentarse tranquila al lado de la ventana y al momento comenzaba su aventura. Una vez más pensaba que salía de ese cuerpo que la atormentaba y comenzaba a volar como si fuera un pajarillo. Incluso uno de aquellos días se sintió una mariposa, la más bella mariposa que recorría el jardín, pero al sonreír pensaba que no quería tanto, le bastaba con un poquito para sentirse feliz.

Aquel día, decía, quiso subir más alto. Imagino que podía llegar a esas nubes que aquella tarde tapaban el sol, no tuvo ni que desearlo y ya estaba allí arriba, poco a poco otros pájaros la rodeaban intrigados, les debía de  parecer hermosa, ella la más hermosa…. No deseaba tanto, no podría soportarlo.


María, le hablaron al oído, vamos al baño. La enfermera empujo la silla de ruedas y se la llevo.






lunes, 20 de julio de 2015

Siempre he sentido su atracción.


Cuando estoy cerca siento tu presencia en mí. 

Cuando me alejo añoro ese color, esa mirada hacia el infinito.

Este fin de semana he estado haciendo fotos cerca de él, aun siento su rumor, ese ritmo constante, esas olas que son capaces de dibujar una forma única cada vez que acarician con su espuma la orilla, pero sobre todo me gusta escucharlo en la soledad de la noche.

Ir a la playa cuando anochece, sentarme en la arena y mirar al infinito sin ver nada. Mi mente empieza a dibujar imágenes maravillosas que se funden con el sonido de las olas.

Me imagino en una barca que se mece al ritmo de la vida, dejandome llevar por los caprichos del viento y con mis manos sumergidas en tu cuerpo, intentando pintar con mis ojos tu hermosura, esa que es para mi cada día mi alimento y mi tortura. 

Solo eso me basta para desconectar y aunque solo sea durante un momento creer que puedo llegar a ser feliz, soñar que las sombras son solo el reflejo de una mirada que en este momento intenta buscar en medio de la noche ese color azabache que conozco tan bien….