Dos
adolescentes, casi niñas aun, habían saltado de la mano desde un edificio. Me
quede aterrado, primero pensé en ellas, luego en mis hijos y finalmente en sus
padres.
La tristeza me invadió.
Unos minutos más tarde comencé a pensar en el maravilloso acto de amor que sospechaba les podía haber inducido a dar este paso, pero enseguida me di cuenta que estaba simplificando e intentando razonar una cuestión de la que ni sabía las razones, ni llegaría nunca a conocer las circunstancias.
Muchas veces pienso en lo injusta que es la vida con todos nosotros, no conozco a nadie que esté satisfecho con ella. Los hay que piensan que son felices hasta que se dan cuenta de todas sus carencias y los infelices que un día se dan cuenta que no hay razones para ser así.
En medio nosotros que intentamos sobrellevar nuestros problemas y nuestras circunstancias día a día y nos conformamos con ser felices en algún momento de esta vida.
Ojala pronto llegue este momento….
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