lunes, 29 de abril de 2024

Una bonita historia


Bajo del automóvil, sabía que el paso que estaba a punto de dar no tendría vuelta atrás.

Sus miradas se cruzaron, no acertaba a definir lo que sentía en aquel momento. La pena lo atenazo –es mejor así para los dos- le dijo susurrando.

Exhalo el poco aire que le quedaba y noto las lágrimas que le llegaban a las mejillas. Se que me arrepentiré, tantos años juntos, pero es mejor así, ya lo veras.

Ella lo miraba en silencio.

Sabes, le dijo mientras recorría el espacio que lo separaba del acantilado, la nuestra ha sido una historia bonita, tú has sido una parte importante de mi vida y sé que te echare de menos, pero no hay otra solución. Cada día al llegar a casa tu estabas esperando, yo te contaba como me había ido el día en la fabrica mientras tu me escuchabas, jamás te interesaste por nada.

Nunca me dijiste si te gustaba la música que te ponía, nunca te vi sonreír ni mostrarte preocupada ante nada y yo, ¿sabes? Me sentía muy solo.

Cerro los ojos y dudo unos instantes.

Se que lo tengo que hacer.

Abrió la puerta y se aferró a ella. Con cuidado la acerco al acantilado y susurrando un triste -lo siento- la deposito en el suelo.

Miro aquella estatua y se marchó.



A veces en la vida la realidad no es lo que parece….


miércoles, 17 de abril de 2024

Por fin en la playa


Aunque nací en tierras de secano siempre me ha apasionado el mar. Hace ya un tiempo que no lo contemplaba y ya tenía ganas. Al doblar aquella curva vi la mancha azul a lo lejos, ya estoy aquí pensé.

Llegamos a aquel hotel y rápidamente subimos a la habitación, lo justo para dejar las cosas y ponernos los bañadores. Nos dirigimos a la playa.

Hasta que no salimos de allí no apreciamos el calor que hacía esta mañana. Por la playa se perdona todo, pensé, adelante. Cargado con la sombrilla, la nevera y un par de sillas fui el primero en tocar aquella arena.

Ufff como quema…. Empecé a andar sobre ella con movimientos posesos, mis pies se quemaban. Al llegar a la orilla mis pies descansaron, la frescura del agua curo en un instante todos mis males. Plaf, sentí un golpe brusco en mi oído, medio noqueado me volví, dos jóvenes estaban jugando con un balón en la orilla, mire alrededor... alguna sonrisa y el mar azul. Que no haría por la playa.

Cuando pensé en descargar toda mi parafernalia me quede sorprendido, cuanta gente había este año, tendré que buscar un hueco detrás, vaya con lo que me gusta a mí mirar el mar, no importa, buscaré.

Y allí estaba contemplando mi trozo de arena, me sentía un conquistador poniendo en vez de sombrilla una bandera. Acabo de conquistar esta playa…. Exclame en voz baja.

Aún no me había sentado cuando un niñito muy pequeño atravesó mi toalla descargando un cubo con agua y arena encima de ella. Y no tiene padres este hi…. Bueno calma, es casi un bebe, lo importante es que he venido a disfrutar de esta playa y nada ni nadie me lo va a impedir.

Saque mi gorra y me senté, eche mano a la nevera a coger una cervecita, pero ¿Dónde está la nevera? Miré desconcertado a todos los lados y no está. ¿Sería posible que me hayan robado la nevera?

"El próximo año me voy a la montaña" dije en voz alta con un cabreo monumental.


Eso ya lo dijiste el año pasado y mira donde estamos, dijo mi hijo pequeño mientras sonreía….

jueves, 11 de abril de 2024

Que mal está el mundo…


Llevaba semanas pensando en aquel viaje. Al principio parecía que se torcía, porque innumerables inconvenientes hacían tambalearse la idea.

Pero poco a poco fue tomando forma, primero con las fechas, en su oficina estaban acostumbrados a que María no cogiera vacaciones, y ese año les desbarato.

Siempre habían hecho los calendarios sin pensar en ella, pero este año sería distinto. Todas las facilidades y buenas caras cuando durante esos años había cedido se transformaron en reproches y exigencias.

Una vez más pensaban solo en ellos.

Pero se aferró a la idea, ella, la eterna solitaria este año quería cambiar, quería disfrutar, aunque solo fueran unos días, de las sonrisas y aventuras que traían sus compañeros al regresar.

La idea surgió una tarde sentada delante de la televisión, aquella película en la que una alemana rubia ya entrada en años y en quilos encontraba al hombre de su vida en un balneario (con múltiples tropiezos y equívocos en el camino) le dio la idea.

De este verano no pasa.

Se miró al espejo y descubrió a una mujer morena rozando la cincuentena, se recorrió de arriba abajo, no se cuidaba habitualmente, pero su figura no estaba mal, delgada y alta. Sonrió.

Mañana empiezo.

Había un salón de estética muy cerca de casa, había pasado por la puerta innumerables veces, y aquel día entro. Les explico lo que quería y lo que significaba para ella. Quedaron encantadas ante aquel reto.

No llevaba la cuenta de cuantas veces acudió, sus manos cambiaron, ese pelo otrora descuidado dio paso a una hermosa melena, tratamientos y enseñanzas cambiaron la forma de verse y de mirarse ante un espejo.

María estaba cambiando.

No modifico sus hábitos en el trabajo, pero comenzó a mirar ropa, sandalias, zapatos, bolsos que poco a poco le ilusionaban. Tantos años sin descubrir un color, el rojo, tantas miradas sombrías con lo sencillo que era sonreír.

Llegaba a casa ilusionada, pensando en lo que le podía faltar, en sí se atrevería al día siguiente a entrar en aquella tienda de lencería que no se había atrevido hoy y se ponía a mirar aquel folleto que quería que fuera el comienzo de su nueva vida.

Allí veía su foto: “Hotel Palacio de los patos”. Tenía muchas ganas de conocer Granada. Hasta la habitación tenía nombre “The Dreamers Room” La habitación de los sueños, de sus sueños…

Y llego el gran día. Arrincono la ropa antigua, se vistió con un esbelto vestido falda pantalón y bajo al taxi. Las tres maletas que le acompañaban iban a ser su mundo a partir de ahora, trátelas con cuidado le dijo al conductor.

Una vez sentada volvió la cabeza hacia el patio de su caso y sonrío.

Adiós María, hola María dijo en voz alta.

El conductor del taxi la miro, movió la cabeza a los lados y pensó:


Qué mal está el mundo…