Nunca había pensado que un ascensor fuera tan grande…
Allí te tenia enfrente y no acertaba que pensar. Mil veces
me hubiera acercado a ti, asomado a tu cuello hubiera aspirado tu aroma
soñando con mis ojos cerrados.
Pero no podía perderte.
Soñé mil veces con buscar tus labios, pensé en morirme
rodeado por tus brazos, besando tus pechos mientras mis manos te recorrían paso a
paso.
Y soñé despierto.
Pare mis manos que te buscaban, y me quedé turbado con tu
sonrisa. Jamás sentí algo así por nadie y lo supe en ese instante: no te debía
dejar perder.
Pero el final de los sueños es el despertar.
Morí mil veces cuando mis ojos se abrieron. Por un instante
pensé que era un mal sueño dentro de otro, pero el agudo zumbido del
despertador me delató. De un manotazo lo abatí pero siguió sonando.
Di la luz del baño y abrí la ducha, mi imagen se reflejó en el espejo pero sentir morir…
Tu no estabas a mi lado
Pero qué romántico eres y cómo me enamoras con tus pequeñas historias. Decirte que me ha gustado mucho es quedarme corta.
ResponderEliminarPor cierto, te he echado de menos.
Un beso muy grande