sábado, 6 de agosto de 2022

Miénteme…






Tenía tres gatos y un sobrino. No recordaba cuando fue la última vez que estuvo con un hombre.


En su pecho colgaba una medalla con forma de corazón y en su monedero llevaba una piedra.

La atesoraba desde aquel día.


Sus padres la llevaban todos los meses de julio a la playa. Era la menor de tres hermanos y tuvo la suerte de nacer mujer. A veces miraba el mar y se abstraía, sus hermanos se reían, pero a ella no le importaba.

Una tarde, recién cumplidos los 15, conoció a Javier. Paseaba sola cerca de la playa y él salía de bañarse. Sus miradas se encontraron y una sonrisa broto.

Después de unos días coincidiendo se unieron a las sonrisas las palabras, al principio conversaciones intrascendentes que dejaron paso a una mezcla de sueños y sentimientos.

Un día antes de separarse se agarraron de la mano y se sintieron felices, incluso pensaron que ese sentimiento sería eterno.

Javier le entrego a Luisa su tesoro, una piedra que le acompañaba desde hacía mucho tiempo. Ella le regalo un beso.

Sus corazones seguirían juntos toda la vida.

No lo volvió a ver nunca...


Luisa estaba a punto de jubilarse. Le asustaba la idea, ¿Cómo sería ese primer día de jubilada? ¿a qué hora se levantaría? ¿Qué haría durante todo el día?

Nunca había probado el alcohol, pero aquella mañana había comprado una botella de anís. Le habían dicho en la oficina que entraba muy bien, ¿entraba? Al principio no lo entendió.

Lo que si entendió es que no quería que llegara ese día, por eso se preguntaba si tendría valor de continuar con su idea, estaba asustada y a la vez tranquila, por eso creía que sería lo mejor.

Se aseguró de que nadie pasara por la calle, agarro en la mano su piedra y asiéndose a la ventana salto.



Fue realmente sencillo…



https://www.youtube.com/watch?v=imGaOIm5HOk

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